La alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemirizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio. La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con n uestras palabras y obras es nuestro gozo.
(Doc. Aparecida 29)
La naturaleza del diálogo entre Dios y el hombre es diferente de la del diálogo entre dos seres humanos. La imagen de un Dios que dirige su palabra al hombre, no oculta ni anula de ninguna manera la distancia abismal que separa al misterio de Dios de la criatura humana.
Para entrar en un verdadero diálogo con Dios al escuchar su palabra tenemos que evitar ambos extremos: el extremo de hacer nuestra la palabra de Dios haciéndole decir lo que nosotros queremos, sin ponernos en la actitud oyente de la Palabra, y el extremo de ver en la Palabra a un objeto a considerar y analizar, pero que no tiene una relación íntima con nuestra realidad creyente.
(Horacio Lona, ¿Qué es la espiritualidad bíblica?, Ed Claretiana, 2006, pag.21, 23)
Para entrar en un verdadero diálogo con Dios al escuchar su palabra tenemos que evitar ambos extremos: el extremo de hacer nuestra la palabra de Dios haciéndole decir lo que nosotros queremos, sin ponernos en la actitud oyente de la Palabra, y el extremo de ver en la Palabra a un objeto a considerar y analizar, pero que no tiene una relación íntima con nuestra realidad creyente.
(Horacio Lona, ¿Qué es la espiritualidad bíblica?, Ed Claretiana, 2006, pag.21, 23)