"Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe; y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio! (1 Cor 9, 16)
San Pablo se animó y nos anima a los bautizados a predicar la Buena Noticia, la Palabra, con valentía, alegría y sin miedo. Dejó actuar la Gracia de Dios en su vida, de tal manera que se sintió necesitado de gritar "¡ay de mí!. Que sintamos este impulso misionero, no solamente en este mes de las misiones, sino que sea una necesidad constante. ¡Ay de nosotros si no sentimos la evangelización como una responsabilidad ineludible!. Que Jesús, el misionero del Padre, nos ayude a animarnos a misionar. (Meditar Lc 9, 57-62)
Oración: Padrenuestro - Ave María - Gloria
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